Seguro que más de una vez has pensado: “Esto solo pasa en las películas”. A veces, por muchas ganas que le pongamos a algo, no salen las cosas como esperamos y en vez de soñar que estamos viviendo una historia de ficción digna de salir en la gran pantalla, decimos eso de: “Tierra, trágame”. Por eso, aquí tienes 10 cosas de película que nunca pasan en la vida real, para que te vayas haciendo a la idea:
Películas vs. vida real
1.Ficción: Si te dejas las llaves dentro de casa puedes abrir la puerta con una tarjeta de crédito o una radiografía. / Realidad: Al final has probado de todo y tienes que llamar al cerrajero de guardia porque son las 2 de la mañana. Claro, te cobra un pastón porque además es festivo.
2.Ficción: Si estás en la carretera y hay atasco, encuentras un atajo por un camino más corto pasando por encima del resto de coches, mientras suena de fondo tu canción favorita y te sientes el rey del mundo. / Realidad: Te quedan 5 minutos para entrar a trabajar y acabas de salir de casa sin desayunar, por lo que al sueño le sumamos hambre. Te comes un atasco del copón mientras te pones todavía más nervioso escuchando los cláxones como banda sonora.
3.Ficción: Tienes que tomar una decisión y aparecen tu ángel y tu demonio interior para que te aclares. Realidad: No aparece ni Rita la Cantaora y elijas lo que elijas, metes la pata.
4.Ficción: Vas en el autobús mirando por la ventana y de repente se te sienta al lado el chico o la chica de tus sueños mientras oyes una música celestial de fondo. Realidad: El autobús va lleno en pleno verano con 40 grados, no te puedes ni sentar y la música sale de tus cascos así que no te montes películas…
5.Ficción: En las películas, los personajes siempre tienen conversaciones profundas y reflexivas, sin importar el momento o el lugar. Pueden tener una discusión filosófica mientras están esperando el autobús o mientras están atrapados en un ascensor. / Realidad: Te encuentras en el ascensor con tu vecina Trini y le hablas del buen tiempo que hace o te quejas de los precios de la gasolina.
Hemos llegado a la mitad. ¿A que te identificas con alguna situación? Sigue leyendo…
6.Ficción: Te despides del chico o de la chica que te gusta porque te mudas de ciudad y no te atreves a declararle tu amor, pero entonces él o ella se gira y corre hacia ti para plantarte un besazo que te deja sin respiración. / Realidad: Te despides sintiéndote idiota porque en el fondo sabes que no lo/la vas a volver a ver, esperas a que él o ella diga algo pero efectivamente, no os volvéis a ver nunca y has pasado la tarde más incómoda de tu vida.
7. Ficción: En las malditas fiestas de las series de televisión, como en “Élite”, los chavales de 17 años parecen tener acceso ilimitado a Don Perignon y a mansiones impresionantes. Cada noche es una explosión de diversión y cada fiesta es la mejor noche de sus vidas. No hay resaca ni consecuencias, solo diversión desenfrenada./ Realidad: En la vida real, te lo pasas bien durante los primeros 20 minutos de la fiesta. Luego, alguien se enfada por alguna tontería y se forma un drama digno de un culebrón mexicano.
En lugar de estar rodeado de gente glamurosa, terminas escuchando historias aburridas de alguien que apenas conoces. El alcohol de dudosa calidad y los aperitivos desabridos no ayudan mucho. En algún momento, solo quieres irte a tu casa, ponerte un capítulo de “Modern Family” y caer rendido en tu cama.
8.Ficción: Cuentas una historia interesante y de repente, sin previo aviso, empiezas a cantar y bailar. Todos a tu alrededor se unen a la coreografía perfectamente sincronizados. Es como si estuvieras en un musical de Broadway y todos conocieran la rutina de baile de antemano. Es un momento mágico en el que todos están en sintonía y la diversión está garantizada./ Realidad: Empiezas a contar una historia y te interrumpen. Siguiente tema.
9.Ficción: Eres la animadora del equipo de fútbol de tu instituto y sales con el chico más guapo y popular. / Realidad: En tu instituto, como mucho, hay un equipo para hacer experimentos en la clase de ciencias.
10.Ficción: Te subes a un taxi y le dices al taxista señalando con un dedo: “Taxi, ¡siga a ese coche!” y el hombre ya sabe lo que tiene que hacer. O la mítica frase “Lléveme a casa”, como dice el personaje de Dakota Johnson en “Mejor solteras” mientras gira la cara melancólicamente y la apoya sobre el cristal. / Realidad: Ya vas tarde. Si tienes suerte y consigues que se pare algún taxi, te montas y ves que el taxímetro ha subido como si llevaras 10 minutos de viaje. Solo quieres llegar a tu destino lo antes posible y sin hablar con el conductor porque tu paciencia está subiendo más que el taxímetro.
El Attelier Magazine
