Hay dos accesorios de los que nunca tenemos suficiente: los bolsos y los zapatos. Y es que no hay nada como un calzado diferente y llamativo para transformar un look aburrido en un look lleno de estilo. Y lo mismo ocurre con un bolso. Además, suelen ser accesorios en los que invertimos bastante dinero, porque preferimos apostar por la calidad, y derrochar estilo. Hoy queremos hablar de unos zapatos fundamentales en la historia de la moda contemporánea: las botas. ¿Podrías vivir sin ellas? Nosotras lo tenemos claro: no.
A día de hoy, podemos ver las botas en todas partes y en cualquier forma, estilo y altura. Cowboy, militares, de agua, de estilo skii… Nos encanta porque se trata de una pieza de nuestro armario llena de personalidad. Cualquier look se verá realzado con un buen par de botas o botines.
No obstante, no siempre han servido como herramienta de estilo. Esta prenda ha servido para vestir y proteger a las personas desde la Antigüedad, y hoy vamos a desentrañar un poco de su historia. ¿A quién no le gusta saber más sobre su prenda favorita?
La historia detrás de esta prenda clave
Gracias a las diferentes pinturas y testimonios de los que disponemos en la actualidad, sabemos que las botas ya formaban parte de las civilizaciones antiguas como la egipcia o la mesopotámica. Para que nos hagamos una idea, las botas datan de, más o menos, el año 15.000 a.C. Además, las lucían tanto hombres como mujeres en su día a día, pues les resguardaba del frío, les protegía del terreno, y les ayudaba a realizar las labores cotidianas.
Según fueron pasando los siglos, se fue relegando cada vez más a la mujer al hogar. Así, con esta concepción en mente, el calzado del que dispondrían había de ser delicado y ligero, algo con lo que difícilmente podrían hacer vida fuera. Las únicas botas que, con el tiempo, podrían llegar a ponerse serían las de montar a caballo. Y, sin embargo, también éstas estarían reservadas solo a las clases más altas, que contaban con tiempo suficiente para dedicarse al ocio.
Así, mientras que el hombre siguió vistiendo la bota por su gran firmeza, comodidad y protección, la mujer debía optar por otro tipo de calzado más «idóneo» a su condición femenina, incluso si trabajaban en el campo.
Las primeras botas diseñadas para mujeres
El siglo XIX estaría marcado por grandes descubrimientos tecnológicos. En este sentido, las mujeres también acompañaron esta época con su sentimiento de curiosidad, y empezaron a salir a la calle y descubrir el mundo. Se diseñarían, así, las primeras botas para mujer en 1830. Eso sí, no se podrían comparar a los diseños masculinos (destinados a trabajar), pues serían modelos delicados y refinados, con botones y lazos, y de caña baja (las masculinas, en esta época, se distinguirían por ser de caña alta).
Gracias a la reina Victoria, las botas se popularizaron y empezaron a llevarse por toda la población. A la célebre reina británica le encantaba pasearse por los jardines del castillo y montar a caballo, con lo que su diseñador personal empezó a fabricar unas botas especiales con las que pudiese andar horas cómodamente sin cansarse. Concretamente, las botas que popularizaría se denominarían, más tarde, como «botas Balmoral«, en homenaje al pueblo escocés. Este tipo de bota cubría el tobillo y contaba con una suela lo suficientemente gruesa como para amortiguar bien el paso.
También empezarían a evolucionar hacia botas destinadas a fiestas. Cambiarían, de esta manera, la decoración y los tejidos, pasando de ser exclusivamente hechas de cuero, a ser fabricadas con seda o tafeta.
Para finales del siglo XIX, las botas ya formarían parte del calzado femenino, al igual que del masculino. Se empezaría a ser más original en los diseños y en los tejidos, y la caña empezaría a cambiar. Mientras que antes la caña alta estaba destinada solo a los hombres, las mujeres también comenzarían a lucirla. Además, gracias a la producción en serie, se podrían fabricar cantidades masivas de botines que podrían utilizar también las clases bajas.
Las botas tendrían, sin embargo, una época de declive donde sólo se utilizarían para el trabajo. Habría que esperar hasta la década de los 60 para que se volviesen a popularizar como herramienta de estilo para ocasiones más ociosas.
Esta década marcaría el momento en que las botas comenzaron a ser originales, creativas y extravagantes. Con cañas y tacones de distintas alturas y diseños disparatados, empezó a valer todo. Serían un gran calzado viral las botas Chelsea y las Granny Boots.
En los 80 se popularían las botas cowboy, a raíz de la película Urban cowboy. El furor sería tal que se empezaron a ver tanto en la calle como en las pasarelas.
Desde entonces, hasta hoy, hemos presenciado una gran cantidad de diseños y modelos de botas, cada cual más especial y estiloso. El calzado ya no representa nuestra profesión o género, sino que ha pasado a formar parte de nuestro carácter, de nuestro estilo y de las tendencias en moda. Y, si algo reina en este sector, es la creatividad.
Escoge un color, un tipo de tacón y una altura de caña, y hazte con unas botas únicas todoterreno con las que sacar tu lado más fashionista. Cada año hay distintas tendencias que seguir, pero ¿por qué no hacerse con unas que te representen a ti al 100% y por las que el tiempo no pase?
El Attelier Magazine
