Y es que cuanto más consciente, más inteligente. Porque no puedes cambiar la industria entera, pero sí tu armario y tu papel en ella. ¡Vamos a construir juntas un armario inteligente!
Hasta hace relativamente poco, imperaba un modelo social y económico de producción basado en “consumir mucho y desechar rápido”, un modelo que ahora está en entredicho. En una etapa como la que vivimos hoy en día, caracterizada por una mayor sensibilidad ecológica y medioambiental, el interés por la sostenibilidad en todos los aspectos de la vida es cada vez más evidente, también a la hora de vestir. Esta tendencia en moda busca fomentar el cambio en el consumo de moda y su sistema de producción, buscando una mayor integridad ecológica y justicia social.
‘Máximo beneficio’ pero ¿para quién?
En un contexto en el que la moda es cada vez más rápida y cambiante, ofreciendo cada vez más colecciones a cambio de precios cada vez más bajos, los consumidores se ven alentados a adquirir y desechar moda constantemente. Sin ir más lejos, según Business Insider “un 85% de los textiles van al vertedero cada año” y las prendas se conservan cada vez menos tiempo. Quizá por ello, la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta tal y como expuso la Organización de las Naciones Unidas en la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo. Y es que “la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos”, algo que contribuye al calentamiento del planeta y por supuesto al consiguiente cambio climático.
Además de eso, la industria de la moda gasta para cada prenda ingentes cantidades de agua, devasta terrenos para la producción de materias primas y contamina las aguas con microplásticos. Por no hablar de la injusticia social en materia de recursos humanos que sustenta y caracteriza una industria cuya producción mayoritaria se destina al tercer mundo, donde los derechos laborales y sociales, brillan por su ausencia, al igual que los salarios dignos, la seguridad laboral y el trato humano. Por lo que ¿quién sale beneficiado realmente?
El beneficio del fast fashion se limita a quienes lo regentan y a quienes caen a sus encantos tentados por una moda más barata y accesible. Pero ¿no es más tentadora una moda inteligente, digna, respetuosa y consciente a nivel medioambiental y humano? Para la industria no, pero si has llegado hasta aquí es porque para ti sí y aunque la industria entera no vaya a cambiar, tú puedes hacerlo.
La clave del 3 para un armario inteligente
Para comprar de forma sostenible primero tienes que ser consciente de lo que ya tienes porque, seamos realistas, las piezas más sostenibles para ti son las que ya tienes en tu armario. A veces pasarse a la sostenibilidad en materia de estilo de vida no consiste en deshacerte de todo lo que tenías y comprar un montón de ropa nueva cara y ecológica, sino en quedarte con lo que ya tienes el máximo tiempo posible. Ralentiza tu consumo, enciende tu conciencia y saca el máximo provecho a lo que ya posees. ¿Cómo? Hay tres cuestiones básicas que puedes hacerte cuando miras a tu armario. Si las transformas en pilas o montones podrás visualizar de forma tangible el concepto y entender la idea principal. ¿El primer paso de aprender? Observar.
1.
Observa todas esas prendas que te hacen sentir en la cima del mundo cada vez que te las pones. Esas que te sacan lo mejor de ti, que te hacen sentir tú misma, segura, feliz y con ganas de lucirlas. Cualquier prenda, la que sea, sabrás cuales son y cuantas más, mejor.
2.
Observa todas esas piezas de ropa que vistes más a menudo o a las que recurres en tu vida diaria, en el día a día. Probablemente serán básicos o neutros en los que sabes que puedes confiar y vestirte sin preocuparte de si conjuntan o quedan o no bien.
3.
Observa esas piezas concretas que realmente quieres ponerte pero no has tenido la ocasión de hacerlo o has acabado no haciéndolo. Esas que compraste y guardas ilusionadas pero que, por algún motivo, conservas colgando en las perchas que les otorgaste el primer día. Normalmente son piezas que has comprado con un estilo, ocasión o escenario en mente y no has acabado usándolas.
Mira más allá de lo que ves
Observar no es simplemente mirar algo de forma pasiva, observar es ver más allá, pensar activamente, entender lo que tienes delante y llegar a conclusiones sobre ello. Entonces ¿observas alguna temática o patrón en cada uno de esos montones? ¿En qué coinciden todas esas prendas que te hacen sentir tan bien, o las que escoges todos los días y las que nunca te has puesto? Si coinciden es porque guardan un estilo común, tu estilo. Es casi como una revelación tras la que poco a poco vas aprendiendo que te hace sentir bien (aquello que se repite) y por qué. Quizá te gustan las faldas con aberturas laterales porque enseñan tu pierna y te gusta mostrar tus piernas. o las blusas de manga larga porque cubren tus brazos y te hacen sentir cómoda.
Escribir todo lo que vas viendo te ayudará a traducir todas esas ideas a la realidad, ya sabes que comprar la próxima vez. Y lo que no, porque el tercer montón te dirá lo que no es tu estilo, no te queda bien o no te hace sentir realmente tu misma. Esas piezas son las que no deberías haber comprado y deberías evitar comprar.
Pero eso no es todo. ¿Qué falta en tus tres montones? Observa qué no tienes pero necesitas o falta en esos montones. Quizá deberías invertir en alguna cosa de la que careces, un look que quieras probar o una prenda que te ayude a estilar y ponerte otras que ya tienes.
Por último ¿hay solapamiento entre los montones 1 y 2? Y si no es así ¿por qué no? Si lo piensas, aquellas prendas que te hacen sentir en la cima del mundo y hacia las que te inclinas todos los días deberían de ser las mismas y ser las que constituyen tu armario. Solo así podrás reconectar con tu armario y ser realmente consciente como consumidor. Olvida las excusas que pones para evitar ponerte el primer montón y convertirlo en el segundo y transforma ambos en uno solo. Todo el mundo debería ponerse cada día lo que le haga feliz y mejor le haga sentir, sin esperar a ocasiones especiales, la ocasión especial es estar vivo y poder expresarte con tu ropa, vístete para ello.
Pero ¿Y las que han quedado fuera de los 3 montones? Han quedado fuera por alguna razón, quizá no resuenan contigo, las tienes por tener o las guardas esperando que te vuelvan a gustar. Pero si no están en ningún montón, tampoco deberían estar en tu armario. Vende o dona estas piezas y quédate solo con lo que amas y usas. Esa es la única clave para un armario inteligente y consciente.
Tus gustos, humor y estilo de vida reflejan qué y cómo te sientes, al igual que lo hace la ropa que llevamos. Es algo precioso y es la relación que deberíamos tener con nuestra ropa y nuestros armarios. A veces olvidamos todo lo que tenemos y es necesario reconectar cada poco tiempo y poner el foco en lo que sí tienes en lugar de de lo que careces. En el armario y en la vida. ¿Lista para tener un armario inteligente y disfrutar de la moda de manera consciente?
El Attelier Magazine
