Por fin han encontrado su lugar en la comedia, esta vez, fuera de los chistes, sobre el escenario y llenando aforos.
Es una buena noticia, pero no siempre ha sido así. La presencia de la mujer en la comedia hace años se limitaba a ser el objeto de burla o la ayudante de apoyo del cómico de turno, mostrada cuando no fea y graciosa, guapa y tonta. Es un pasado no muy lejano que determinaba un panorama hostil para aquellas que querían abrirse un hueco en el mundo del humor. Un mundo dirigido por hombres con monólogos escritos por y para hombres en una industria machista a la que la mujer, antes, no estaba cordialmente invitada. Hoy, la mujer es una figura habitual y recurrente en la comedia, esta vez frente a los micrófonos. Y mientras, poco a poco, los prejuicios caen junto con los techos de cristal, cada vez más mujeres pueden sumarse al negocio de ser graciosa.
El chiste es pensar que la comedia tiene género
“Las mujeres no son graciosas” o “los hombres son más graciosos” son afirmaciones muy comunes y establecidas en el imaginario colectivo. Durante mucho tiempo se pensaba que la habilidad de los hombres para hacer reír o ser graciosos en general, superaba a la de las mujeres hasta el punto de que su participación y aportación al mundo de la comedia tenía más detractores que admiradores. El que no cambiaba de canal, se ponía a hacer otra cosa excusando su desinterés con una de las dos frases. Pero ¿por qué?
Muchos argumentaban que se trataba de algo intrínseco al género y a la evolución humana, cuya selección natural favorecería una habilidad social y humorística superior en el género masculino para aventajar su emparejamiento. Sin embargo, esa afirmación es sólo teórica. La práctica, por el contrario, muestra otra cosa. Y es que ya se han realizado estudios sobre esta materia para averiguar si las afirmaciones son ciertas o si son otro de los frutos encubiertos del menosprecio femenino. Pues estaríamos más cerca de lo segundo, al menos según la Universidad de California y un estudio publicado en la revista Psychonomic Bulletin & Review.
Evaluadores detractores y evaluados de ambos géneros se unieron para crear y valorar frases graciosas observando así si existía una correlación entre el género y el humor. ¿Los resultados? Solo 0,11 puntos más alejaron a los hombres de las mujeres, una diferencia insignificante. Pero aún hay más. Este estudio reveló que los hombres tendían a puntuar ligeramente mejor los chistes graciosos hechos por hombres que los hechos por mujeres. Del mismo modo, al tratar de adivinar la autoría de las ocurrencias menos divertidas, estas fueron atribuídas mayoritaria y erróneamente a mujeres, quedando demostrado que los prejuicios sobre el humor y el género están tan presentes, como carentes de fundamento y que pueden ser el único motivo tras esas afirmaciones.
“Es una mala noticia para los chicos, que creen que ser divertido sirve para impresionar a las chicas y realmente impresiona más a otros hombres”.
Nicholas Christenfeld, coautor del trabajo de la Universidad de California.
Sin miedo, con humor
Como la vida misma y como surge la nueva generación de cómicas. Dejando atrás el temor a pisar una industria hasta ahora masculina, rompiendo la compostura y el comedimiento femeninos inculcados y potenciando la capacidad (muy presente) de la mujer para hacer el ridículo. Porque quizá eso todo eso lo que las ha frenado hasta ahora a entrar en la comedia y no su falta intrínseca de talento ¿No?
Aquí ya es una realidad, las monologuistas femeninas llenan escenarios y cuotas de pantalla. Desde el Teatro Lara hasta los Jamming Shows de improvisación, pasando por las redes sociales y los Morning y Late Shows. Toda una generación de mujeres graciosas que ha sentado los pilares para una lista que, cada vez, es más larga. Desde las humoristas españolas de siempre como Eva Hache, Silvia Abril, Anabel Alonso, Thais Villas, Yolanda Ramos, Andrea Compton, hasta los descubrimientos más recientes como Ana Morgade, Susi Caramelo, Carolina Iglesias, Eva Soriano, la youtuber Martita de Graná o la tiktoker Lalachus. Sin olvidar formatos televisivos y auditivos con presentadoras cómicas como Las que faltaban, de Movistar +, El Grupo, en la Cadena Ser o Estirando el chicle, en Spotify.
Las redes sociales han sido un gran actor en la visibilización de las cómicas y las mujeres graciosas en general al brindar una plataforma libre de prejuicios, limitaciones y donde todo (o casi todo) vale. Pero su talento y capacidades han hecho el resto. Tener algo que decir, un buen altavoz y gente abierta de mente ha sido el cóctel perfecto para lo que se ha traducido en el auge de las cómicas, su visibilización y valoración, no sólo en España, también por todo el mundo. Veteranas de standup como Amy Schumer o Ali Wong, actrices que cambian el juego como Aubrey Plaza y comediantes de TikTok como Brittany Broski. Cada vez vemos más mujeres sobre el fondo de ladrillos de un bar de ciudad, más comedias de gran pantalla protagonizadas por mujeres, más voces femeninas tras los micrófonos de las emisoras de radio favoritas y más jóvenes que se animan a compartir su humor con el mundo en redes sociales, siguiendo los pasos de las anteriores.
Son cómicas y son mujeres. Nos hacen reír pero, lo más importante, nos dan una lección. Y cuando se dibuja una sonrisa en nuestras caras al oírlas, sabemos que, más allá de la gracia, es por satisfacción.
El Attelier Magazine
