¿Cuántas veces hemos estado frente al stand de turno probando, oliendo y toqueteando productos? El mundo del maquillaje y las cremas es tan sensorial y sujeto a reclamos publicitarios, que muchas veces se nos olvida leer la letra pequeña de los envases. No obstante, saber cómo leer correctamente las etiquetas de los cosméticos nos ayuda no solo a elegir el artículo adecuado, sino a mantener toda la salud de nuestra piel.
Aprende cómo leer correctamente las etiquetas de los cosméticos
Si nos preocupamos de leer los ingredientes de los alimentos que ingerimos ¿por qué todavía nos cuesta tanto hacer lo mismo con la cosmética? A pesar de que la Unión Europea regula el etiquetado del mundo de la belleza desde 1998, los nombres científicos de los componentes siguen siendo la primera barrera a la que nos enfrentamos. Al igual que sucede en el mundo de la alimentación, este listado, llamado INCI (Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos) se ordena en función de la cantidad.
Las sustancias con mayor presencia van en primera posición, siendo la más común el agua, seguidas en orden descendente del resto de integrantes. Eva Raya, cosmetóloga y co-creadora de la firma Alice in Beautyland, nos aclara que esta enumeración es fundamental, sobre todo al tratar con pieles sensibles, atópicas o con algún tipo de alergia.
Los idiomas clave son el inglés y el latín. El primero se utiliza especialmente en las sustancias químicas, mientras que el segundo se reserva para los elementos de origen natural. Este pequeño truco nos ayuda a comparar el equilibrio entre ambos ámbitos. No obstante, Raya nos aconseja perderle el miedo al laboratorio.
“No debemos catalogar como nocivo un ingrediente solo porque esté sintetizado. Los procesos de síntesis son muchos y muy diversos. Se pueden sintetizar ingredientes aportando cualidades más puras y limpias, elaborar alternativas más sostenibles y otorgar distintas propiedades a la mezcla final”.
A pesar de que hoy en día muchos componentes químicos pueden resultar igual –o incluso más- beneficiosos que los de origen vegetal, sí hay que tener cuidado con algunas sustancias. Las parafinas, las glicerinas y los aceites minerales o vaselinas son derivados del petróleo y por tanto debemos prestarles atención. Los parabenos, fácilmente identificables por acabar en benos o azos, están permitidos en la legislación actual en muy pequeñas dosis. Es importante que si están presentes en el artículo escogido, se encuentren en los últimos puestos del INCI.
Para los más acumuladores
Algo que quizá nos pilla por sorpresa es la existencia de una vida útil tanto en el terreno del maquillaje como en el de las lociones. Lo sentimos, pero ya va siendo hora de que le digas adiós a ese colorete que heredaste de tu madre. El PAO (Period Afeter Opening) es el número de meses que aguanta la fórmula una vez abierta. Viene indicado con un símbolo en forma de tarrito y solemos verlo en la parte inferior del envase. Este número es especialmente relevante en el caso de los protectores solares, ya que pasado el tiempo establecido, pierden eficacia.
Además, la vida útil suele ir en relación a la cantidad de conservantes que presente el producto. Los componentes que están permitidos por la Unión Europea, 59 en total, deben someterse a distintas evaluaciones de control y seguridad. Raya nos explica que “tienen una función muy específica, la de evitar el desarrollo de microorganismo como hongos y bacterias que puedan ser perjudiciales para la salud”.
La logomanía
Con el boom de la cosmética vegana, cruelty free y ecológica, es fundamental conocer la legislación tras estas insignias. Estos sellos asociados a un artículo (nunca a la marca en general) provienen siempre de empresas certificadoras privadas.
En Europa, por ejemplo, la medalla de cruelty free es realmente una estrategia de marketing, puesto que está totalmente prohibido testar en animales desde 2013. Esta normativa afecta tanto a los procesos de producción como a los de venta.
Ahora que ya sabes leer las etiquetas de los cosméticos de manera correcta, podrás elegir mejor aquellos productos que concuerden con tu tipo de piel. Recuerda que es nuestro órgano más grande y que hay que aprender a cuidarlo.
El Attelier Magazine