Hablamos con la psicóloga y coach emocional Cristina Maldonado sobre el Síndrome del Impostor y el Efecto Dunnning-Kruger. ¿Quieres saber cómo encontrar un equilibrio a la hora de afrontar el trabajo?
En El Attelier Magazine nos gusta mucho hablar de moda, belleza y lifestyle, pero creemos que actualmente es esencial adentrarnos en el tema de la salud mental. “Capacitar a todo el mundo a gestionar sus emociones, y lo que sucede dentro de ellos ante situaciones desagradables, haría de El Mundo un lugar mejor.” Así lo afirma la psicóloga y coach emocional Cristina Maldonado. ¡Y nosotras no podemos estar más de acuerdo!
Cuando hablamos de vida laboral hay veces que nosotras mismas podemos ser nuestro peor enemigo. Podemos no reconocer nuestros propios éxitos o, al contrario, podemos llegar a pensar que somos capaces de todo cuando en realidad no lo somos tanto. Por ello, es muy interesante hablar sobre dos condiciones que se nos pueden presentar a lo largo de nuestra vida: el síndrome del impostor y el efecto Dunning Kruger. Con ayuda de especialistas como Cristina, podremos detectar y tratar.
¿Qué es el Síndrome del Impostor?
Desde la perspectiva profesional, este tipo de condición “se caracteriza por sentir que eres un fraude, que no mereces el éxito, la posición o los halagos que recibes.” Los indicadores más frecuentes son desmerecer los logros que se consiguen, porque siempre podrían ser mejores, aunque para alguien que se siente así, nunca son suficientes.
También hay casos en los que se tiene la sensación de que alguien va a descubrirte, como si estuvieras haciendo algo malo o engañando a alguien cuando tienes éxito. “Un detector fundamental para mí es rechazar los halagos, quitándoles importancia, diciendo que son suerte o que no son para tanto. No saber responder con un “gracias” y quedarte a gusto sintiendo el bienestar de un trabajo bien hecho”
La mejor forma de saber si podrías sentirte un poco impostor o impostora según Cristina es “detectar si tus logros y tus éxitos los explicas en función de agentes externos a ti o a agentes que son “momentáneos” y si tus fracasos los explicas en base a características internas propias, que además consideras inamovibles y perennes en ti.”
¿Hay más mujeres que hombres sintiéndose impostoras en su entorno laboral?
Según el informe encargado por el Access Commercial Finance en Reino Unido, los hombres son menos propensos a padecer el síndrome del impostor, hasta alcanzar un 18% menos de posibilidades que las mujeres. ¿Y esto por qué sucede asi?
Cristina afirma que “se debe a una cuestión de género“. A causa de las décadas de diferencia que existen entre la entrada de los hombres y las mujeres al mundo laboral. “A esto se le une que tradicionalmente las cualidades típicamente masculinas han sido categorizadas como eficaces en el liderazgo. Además, los entornos laborales eran ellos quienes los frecuentaban. No es de extrañar que las mujeres, educadas en las cualidades típicamente femeninas, hayamos sentido esa necesidad de demostrar algo”.
No obstante, Cristina bromea con que no es experta en perspectiva de genero, por lo que podría estar pecando de el Efecto Dunning-Kruger, sobre el cual leerás a continuación.
¿Qué es El Efecto Dunning-Kruger?
Tal y como nuestra experta nos indica, “es un sesgo cognitivo por el que las personas con pocas o ninguna competencia en alguna materia, tienden a sobreestimar sus habilidades en la misma.” Esta condición suele aparecer porque para darte cuenta de que no lo sabes todo sobre algo, primero tienes que tener un mínimo conocimiento sobre ese algo. “Para asumir que te falta mucho por saber sobre el Mar, has tenido que ver el Mar y percatarte de su inmensidad. Si nunca lo has visto, no eres capaz de saber qué o cuánto es lo que te falta por saber y crees que lo sabes ya todo.”
¿Cómo diferenciar entre ambas condiciones? Las personas que sufren el Sindrome del Impostor son competentes, sin embargo no son capaces de sentirse merecedoras de sus logros o los halagos que reciben. En el entorno laboral se detecta porque “hacen una mala calibración sobre las competencias de los demás, las cuales estiman como mayores de lo que son y, en comparación con las suyas propias, creen que ellos mismos son un fraude y que serán descubiertos“. Las personas que presentan El efecto Dunning-Kruger, “tienden a sobreestimar sus capacidades y también hacen una mala calibración de sus competencias” puesto que estas son pocas o inexistentes en cierto tema o área de conocimiento.
La importancia de la autoestima
Le hemos preguntado a Cristina si estas condiciones se veían agravadas por lo alta o baja que sea nuestra propia autoestima. Ella nos ha explicado que la autoestima “es una autovaloración en función del autoconcepto que tenemos de nosotros mismo. Y este se desarrolla en función de la autopercepción”.
Puede que si que exista tal relación, ya que si nunca crees que tus logros son suficientes, tu autoestima se ve afectada inevitablemente. “En esto de reconocer nuestros méritos no parece que haya salida fácil. Si no lo reconoces, malo, porque te sientes menos de lo que realmente eres. Si lo reconoces malo también, porque ¿quién no ha sido tildada de chula, presumida o presuntuosa?”
Cristina nos concluye que hay que ser muy valiente y muy honesto con uno mismo para aceptar lo que sabes que sí que eres. “Tanto lo bueno como lo mejorable, y así poder construir una autoestima equilibrada en la que no te infravalores y tampoco te sobreestimes.”
Reconocer nuestro propio valor en el entorno laboral
Tanto si detectamos comportamientos asociados al Síndrome del Impostor como al Efecto Dunning-Kruger deberemos aprender a tratarlo y gestionarlo. Sin embargo, según Cristina, “es más flexible el Síndrome del impostor y más fácil de modular. Ya que si no eres consciente de que realmente no sabes sobre algo, es decir, sufres el Efecto Dunning-Kruger, cambiar esa percepción y aceptarla es el paso más complicado. “No se puede cambiar aquello sobre lo que no tienes conciencia.”
Lo que debemos tener claro es que todos tenemos cualidades diferentes y grandes potenciales. Pero también existen limitaciones para convertir ese potencial en acción. “Una cosa fundamental para mí es distinguir potencial de acción, de la acción en sí misma“, nos explica Cristina. Se debe ser consciente, honesto, congruente y genuino en la autoevaluación que hacemos sobre nuestro potencial y nuestras limitaciones, ya que marcarán una acción equilibrada y, sobre todo, que responda a lo que de verdad somos y queremos. “Todo esto hará que no sobrevaloremos nuestras capacidades, pero tampoco nos veamos en la obligación de infravalorarlas.“
Valora siempre tu potencial y tus limitaciones y, de forma consciente, honesta y valiente, decide qué puedes y quieres hacer, para que todo lo que consigas no sólo responda a lo que quieres conseguir, sino a la persona en la que quieres convertirte mientras lo consigues.
Cristina Maldonado, Psicóloga y Coach Emocional.
¿Cómo percibir correctamente nuestro propio valor?
Para saber cómo detectar si estamos percibiendo correctamente nuestro propio valor, nos propone una serie de preguntas:
- ¿Cómo reaccionas cuando te hacen un cumplido?
- ¿Cómo reaccionas cuando alguien te da algo o te paga por tus servicios?
- ¿Cómo te sientes?
¿Te es desagradable, le quitas mérito? Entonces, quizás no estés valorándote…
El primer paso que debemos tomar es cuestionarnos en base a qué nos parece lícito menospreciar lo que hacemos o conseguimos. La razón más extendida es “porque es lo que debe ser”, “debo ser buena trabajadora”, “debo ser buena madre”…y aunque se supone que eso es lo que debe ser, tenemos que respondernos a la pregunta “¿Podría no serlo, aunque deba?”.
Está claro que sí, podríamos ser malas trabajadoras, irresponsables, descuidadas, poco profesionales, malas madres y un largo etc. Por eso mismo debemos darnos el gusto de decidir ser buenas en los que sea y dar lo mejor de nosotras mismas, porque “aunque es lo que se supone que debe ser, podríamos elegir no serlo y esa decisión, esa voluntad y ese esfuerzo son mérito nuestro, debemos agradecernos cada noche y honrar nuestro trabajo y esfuerzo por haberlo hecho un día más.”
Y tras los tiempos de pandemia…
La pandemia mundial que hemos vivido ha hecho más difícil todavía el poder gestionar nuestras emociones. Sobretodo en la situación de confinamiento que vivimos, que sigue pasando factura para muchos y muchas.
Este confinamiento, nos obligó a encerrarnos con nosotros mismos. Eso incluye encerrarnos también con nuestras relaciones más cercanas, con todo lo que eso conlleva.
Para Cristina “ha sido como una cena de Navidad muy larga, de esas en las que te encuentras cosas que en otras épocas del año evitar y hacer como que no ves. Pues el confinamiento nos dejó sin esa posibilidad.”
¿Cómo afrontar esta sensación?
- Sé consciente, toma consciencia de aquello que no funciona o que te gustaría mejorar y asume que darse cuenta duele, no es agradable.
- Date cuenta de que esta sensación desagradable es normal. Forma parte de tu humanidad y lo compartes con el resto de seres humanos. Todos, cuando sentimos esas sensaciones desagradables, sentimos lo que estás sintiendo ahora. No eres un bicho raro, ni estás mal hecho, eres un “común de los mortales”
- Cuídate en esta situación difícil y de sufrimiento, no huyendo de ella, sino haciéndotela más llevadera, responde a esta pregunta: ¿Cómo puedo hacerme esta sensación inevitable más llevadera? ¿Cómo podría estar más a gusto?
A modo de metáfora utilizaré una gripe: sabes que tienes que pasarla, pero no te tratas mal mientras lo haces, al contrario; reposas, te pones pañitos de agua fría, tomas bebidas calientes… no te tratas mal por estar pasando un momento difícil. Tampoco lo hagas con tus emociones. Esto es autocompasión en la práctica.
Cristina Maldonado, Psicóloga y Coach Emocional.
Después de haber leído este artículo esperamos que seas capaz de valorarte todo lo que mereces, que aceptes todos los cumplidos que te hagan por tu duro trabajo y que practiques esto último que nos ha mencionado Cristina: la autocompasión cuando te encuentren en un momento difícil.
El Attelier Magazine