En los últimos años, gran parte de la sociedad hemos estado creado nuestra pequeña burbuja en redes sociales para escapar de la realidad y encontrar un mundo mucho más positivo, bonito y feliz. Con la era digital, la felicidad y la perfección se han vuelto totalmente alcanzables de una manera muy fácil y rápida, pero solo de manera superficial.
Debido a esto, muchas personas han creado una idea de felicidad que se mide en likes, seguidores y comentarios. El llamado postureo y la necesidad de validación externa de personas que realmente no conocemos ha hecho mucho daño a nuestra sociedad y nos lleva a preguntarnos si hoy en día la felicidad es solo real si se comparte en redes sociales. En el artículo de hoy profundizaremos en esta idea y reflexionaremos un poco sobre el mundo digital en el que vivimos.
¿Qué es la felicidad?
Si buscamos la definición literal en la RAE, encontramos que se trata de un estado de grata satisfacción espiritual y física.
Aunque la definición de felicidad pueda ser diferente para cada persona, muchos pensamos que no es un estado permanente, sino más bien un conjunto de emociones y sentimientos positivos que varían a lo largo del tiempo. Puede surgir de diversas fuentes, como logros personales, relaciones saludables, experiencias gratificantes, conexiones sociales, momentos de tranquilidad y apreciación por la vida en general.
Una vez definido este concepto debemos llevarlo al terreno de las redes sociales para comprender la fiebre de la perfección y la alegría que encontramos en las diferentes plataformas.
Las redes sociales han transformado la forma en que compartimos nuestras vidas y cómo percibimos la felicidad. A menudo, estas plataformas se convierten en escaparates cuidados meticulosamente, donde presentamos versiones idealizadas de nosotras mismas y de nuestras experiencias.
La fiebre del postureo
El postureo en las redes sociales se refiere a la tendencia de mostrar una imagen minuciosamente construida de nuestra vida, destacando principalmente los momentos positivos y emociones alegres.
Esto puede tener un efecto profundo en nuestra percepción de la felicidad. Al compartir solo los aspectos más brillantes y exitosos de nuestras vidas, creamos una narrativa en la que la felicidad parece ser constante y fácilmente alcanzable. Sin embargo, detrás de las imágenes perfectamente filtradas y las sonrisas radiantes, a menudo se ocultan luchas, inseguridades y emociones más complejas y tristes.
La presión de mantener esta apariencia impecable puede llevar a la comparación constante y a una sensación de insuficiencia, generando un ciclo de búsqueda interminable de aprobación en lugar de centrarse en lo que realmente debería importar.
No nos malinterpretes, creemos que es totalmente lícito y normal publicar tus buenos momentos en redes sociales para guardar el recuerdo e incluso para compartirlo con tus seres queridos. Nuestra crítica va mucho más allá de eso.
Creemos que hoy en día hay muchos estándares prácticamente inalcanzables. Estándares de belleza, de estilo de vida, de felicidad y una larga lista. El ser partícipe de promocionar esos estándares es el problema. Esta cultura puede influir en nuestras decisiones y en nuestra autoimagen. Podemos sentirnos presionados a medirnos por la cantidad de likes y comentarios que recibimos, lo que puede afectar negativamente nuestra autoestima y nuestra sensación de valía personal. Además, puede hacernos caer en la trampa de perseguir una imagen idealizada en lugar de vivir auténticamente y encontrar la felicidad en las pequeñas cosas y en la autenticidad.
Es por ello por lo que te animamos a romper con esta idea de felicidad falsa. No hay que estar siempre perfecta, no hay que estar siempre haciendo muchísimos planes o viajando a muchos países y compartir al detalle cada cosa que hagas. Relájate y encárgate de disfrutar los buenos momentos de la vida.
El Attelier Magazine