El dinero es un tema que da para hablar y mucho. Hemos visto quiénes se aferran a que es sinónimo de felicidad y al contrario, quiénes han sufrido por la abundancia de este. Si hablamos de mujeres y dinero hay algo que lo lleva a ser casi un tabú. ¿Pero qué es lo que hace que sea considerado mal visto? ¿Es el dinero a caso cosa de hombres?
La mujer en el mundo laboral
La figura de la mujer ha estado exenta del mundo laboral y el dinero a lo largo de la historia. El trabajo era cosa de hombres y por lo tanto ellos eran los que contaban con el poder de acceder a la vida fuera del hogar, manejar la economía y por consecuente, disfrutar de esta. Mientras que la mujer quedaba en un segundo plano, dentro del hogar, sirviendo y cuidando a su familia, con esa identidad frágil y sumisa.
Pero las cosas cambian en el momento en el que situaciones como la guerra suponen que la mujer deje el hogar y se introduzca en el mundo laboral para cubrir todos los puestos que los hombres que iban a la guerra dejarían. Fue entonces cuando las mujeres demostraron su capacidad de trabajo tan válida como la del hombre. Las mujeres se sentían orgullosas del trabajo realizado y ansiaban poder seguir manteniendo esa libertad y ese poder.
La economía por tanto cambia, las mujeres comienzan a tener ingresos propios. Pero generalmente siempre inferiores a los de los hombres. Tras la guerra trataron de volver a dejar a la mujer en su rol de ángel del hogar, pero ya era demasiado tarde, no se quedarían paradas y es entonces cuando la lucha por sus derechos y su independencia económica comienza a florecer. Poco a poco la mujer comienza a ser parte del mundo laboral, en puestos como enfermera, profesora o administrativa. Pero hay un handicap que siempre ha estado presente, la inferioridad de la mujer frente al hombre en el mundo laboral, y aún hoy en día seguimos arrastrando algunas secuelas.
¿Amor por conveniencia?
La inferioridad de la mujer en cuanto a derechos como el acceso al mundo laboral o la igualdad de sueldos ha supuesto para muchas mujeres un gran problema. En el momento en el que los divorcios comienzan a dejar de ser algo prohibido las mujeres se ven en la necesidad de recurrir a un segundo puesto de trabajo para poder salir adelante. Algo que en muchas ocasiones ha supuesto para estas mujeres la necesidad de recurrir a un matrimonio de conveniencia. Los hombres siempre han tenido ciertos beneficios por lo que su situación económica ha sido mejor a lo largo de la historia.
Es por esto que la mujer ha estado en muchas ocasiones vista como aprovechada a la hora de casarse con hombres adinerados. También cabe destacar que esa idea arraigada del pasado en la que el hombre era el que se encargaba de conseguir el sustento económico ha seguido estando muy presente en algunas culturas. Anulando el derecho a la independencia de la mujer, siendo contradictorio al ser criticada después por lo mismo.
La mujer no tenía derecho a ser libre y tener sus ingresos, pero en cambio siempre ha ido ligada a una imagen de aprovechamiento. Algo contradictorio que debería quedar atrás. Hoy en día las mujeres cuentan con la posibilidad de formarse, trabajar en lo que les gusta y ser completamente independientes. Los fantasmas del pasado no deberían contaminar los logros y avances de la mujer a lo largo de la historia. Las decisiones de cada persona deben ser totalmente libres y la critica nunca será positiva si no es constructiva.
¿Es el dinero la clave de la felicidad?
Una pregunta que dependiendo la situación personal de cada persona, nos llevará a dar respuesta a esta pregunta de formas distintas. Y es que el dinero no podemos negar que en mucha situaciones de nuestra vida puede ser de gran ayuda. Para conseguir los estudios de nuestros sueños, acceder a tratamientos de salud que no podemos permitirnos, vivir en unas condiciones dignas o hacer uso de las necesidades básicas para el día a día.
Pero a lo largo de la historia hemos podido comprobar que el dinero no es la solución de todos nuestros problemas. La verdadera felicidad se centra en las pequeñas cosas de la vida, en la salud, en el tiempo de calidad con las personas que queremos y la posibilidad de disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Hay niños que viven en condiciones mil veces peores a las nuestras, con los recursos mínimos y nos han dado grandes lecciones mostrándonos que no es necesario vivir en abundancia para lograr la felicidad absoluta. Y en cambio, hay quiénes viven en abundancia y no consiguen ser felices por carencia de cosas mucho más simples que el dinero.
La felicidad no es un estado constante, la vida se rige por conseguir el equilibrio entre lo bueno y lo malo, para poder valorar las cosas que dan sentido a la vida. Los problemas nos ayudan a crecer, a ser nuestra mejor versión e ir en busca de lo que realmente nos hace felices. La mujer ha sufrido a lo largo de la historia por unos ideales injustos que no le daban libertad y ha llegado el momento de que eso termine.
Las mujeres tienen derecho a ser dueñas de sus logros, a ser reconocidas por su trabajo, emprender y disfrutar de su dinero sea de la forma que sea. Sin estigmas, sin críticas ni prejuicios. ¡Vive y deja vivir, solo así lograrás la verdadera felicidad!
El Attelier Magazine