Con el verano a la vuelta de la esquina, muchos estamos deseando disfrutar esta oportunidad para tomar el sol y ponernos morenos. Lo cierto es que la radiación solar nos aporta muchos más beneficios que los derivados de este cambio en la tonalidad de nuestra piel. Además, también hemos de procurar no tomar el sol durante demasiado rato si no queremos recibir quemaduras o sufrir otros problemas como mareos o insolaciones.
Teniendo en cuenta la cantidad de peculiaridades que existen alrededor de la luz del sol y la prevalencia de los productos de cosmética solar durante esta época del año, quizá estés interesado en saber cuál es la mejor hora para tomar el sol.
¿A qué hora debería tomar el sol?
Según han acordado médicos y dermatólogos expertos en la materia, conviene evitar las horas en las que la luz del sol cae perpendicularmente sobre nosotros. Las horas más recomendadas para tomar el sol, por lo tanto, son antes de las diez de la mañana y después de las cuatro de la tarde ya que, durante el mediodía, la radiación es mucho más intensa y peligrosa.
Un estudio realizado por la Universidad de Texas advierte que, durante los días nublados, el sol nos afecta igual que si no hubiese ninguna nube. De hecho, las radiaciones ultravioleta consiguen traspasar las nubes, lo que hace que el 90% de los rayos UVA alcancen a las personas y sean capaces de causar quemaduras o cáncer de piel.
¿Por qué deberíamos tomar el sol?
Tal y como aclaramos en párrafos anteriores, los beneficios que nos aporta la luz solar van mucho más allá de ponernos la piel morena. El sol es una de las principales fuentes de vitamina D a la que tenemos acceso, componente fundamental para garantizar el correcto desarrollo de nuestro organismo al contribuir en la absorción de minerales y en el mantenimiento de la salud de los huesos. Un estudio dirigido por la VU University Medical Center de Holanda afirma que, además de favorecer el sistema óseo y el cuidado de la piel, la luz solar también ayuda a fortalecer nuestro sistema inmune.
La importancia de protegerse de la luz solar
Todo en exceso es malo, incluyendo la luz solar. Aquellas personas que acaben exponiéndose durante demasiado tiempo a la luz del sol corren el riesgo de sufrir una insolación, lo que puede conllevar algunos de los siguientes síntomas:
- Mareos
- Convulsiones
- Vómitos
- Caída de la presión arterial
- Pérdida del conocimiento
Una de las medidas de seguridad que debemos tomar siempre que vayamos a tomar el sol es la de utilizar protector solar. Gracias a este producto, conseguiremos evitar las quemaduras y demás problemas asociados a una sobrexposición a la radiación ultravioleta.
Sin embargo, elegir una crema solar puede ser una tarea algo complicada, dado que dependerá principalmente del tipo de piel que tengamos y del grado de radiación al que nos estemos exponiendo. El uso de las cremas solares nos ayuda a nutrir y proteger la piel y, aunque su frecuente aplicación pueda resultarnos algo molesta, resulta fundamental para garantizar nuestra salud cutánea. Además, siempre puedes recurrir a cremas duraderas capaces de soportar hasta cuatro baños de 20 minutos de duración.
Un dato sobre estas cremas al que debemos prestar especial atención se trata del grado de protección solar SPF. Dicho número nos informa del número de veces que la crema consigue aumentar la defensa natural de la piel contra el sol. Es por aspectos como este por los que no podemos decantarnos por cualquier protector solar, sino que hemos de cuidar nuestra decisión para elegir el producto que mejor se adapte a nuestras necesidades.
Otras formas de protegerse de la luz solar
A continuación, procederemos a listarte medidas adicionales que puedes tomar para protegerte de la luz solar:
- Alterna sol con baño: si mantenemos una alternancia regular entre los baños y la exposición al sol conseguiremos disfrutar de los beneficios que nos aporta la luz solar, regulando al mismo tiempo la hidratación y temperatura de nuestra piel. Es precisamente por estas razones por las que no se recomienda pasar demasiado tiempo al sol sin darnos una ducha o un chapuzón refrescante.
- Mantente hidratado: la hidratación resulta fundamental a la hora de tomar el sol. La deshidratación progresiva causada por una exposición continua a la luz solar puede provocarnos la temida insolación, por lo que se recomienda beber mucha a agua a pequeños intervalos, alternándola si queremos con zumos, limonadas u otros refrescos de nuestra elección.
- Cuida tu piel al volver a casa: además de sufrir los estragos de la radiación solar, nuestra piel también se verá afectada por el aire, el cloro de la piscina o, en su defecto, por la sal del mar. Es por ello que se recomienda, una vez volvamos a casa, tomar una ducha con jabón suave para eliminar posibles impurezas que permanezcan en la superficie de nuestra piel. Procura aplicar también una crema hidratante que nutra y refresque tu piel.
El Attelier Magazine