Si hay algo que nos gusta más que la Red Carpet de los Oscars, es la alfombra roja del afterparty de Vanity Fair. Porque seamos sinceros, es aquí donde las celebs se sueltan la melena, se quitan los vestidos incómodos de la ceremonia oficial (o directamente se ponen algo mucho más sexy) y nos regalan los momentos que realmente recordaremos al día siguiente.
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Mientras en la ceremonia vimos looks impolutos pero algo encorsetados (tanto literal como figuradamente), en Vanity Fair la cosa cambia TOTALMENTE. Adiós a las normas estrictas, a las joyas de millones de dólares y a los vestidos con los que apenas puedes sentarte. ¡Bienvenidas transparencias, aberturas estratégicas y actitud de «ahora sí que empieza la fiesta»!
Los 10 looks que más nos han gustado de esta Red Carpet
Rosalía: ¿Se puede ser más icónica?
¡Motomami atacó de nuevo! Rosalía llegó con un Dilara Findikoglu que era puro ARTE: tul, encaje marfil, cuello cerradito pero dejando ver todo lo demás. ¿Lo mejor? Ese toque de «soy una aparición fantasmal pero súper chic» con la falda asimétrica con cola. Solo ella podría defender un look así y hacernos pensar «oye, ¿debería yo también ir a mi próxima cena con transparencias hasta el suelo?».

Úrsula Corberó: la española que conquistó Hollywood
¡Menudo debut! Úrsula apareció con un Armani Privé que gritaba ¡Aquí llega una estrella!. El diseño sirena con esas lentejuelas aguamarina era espectacular, pero lo que nos obsesiona es ese moño efecto mojado y los labios burdeos oscuro. Ursula ha venido a jugar fuerte y nos ENCANTA. Si esto es solo su primera vez en los Oscar, ya estamos esperando el año que viene con palomitas.

Kendall Jenner: cuando tu ropa interior ES el look
Kendall vino con la misión de recordarnos por qué es la modelo del momento. Con ese Mugler negro que parecía un vestido a medias y dejaba ver su ropa interior beige, era como decir «¿os acordáis de cuando enseñar la ropa interior estaba mal visto? Pues yo lo acabo de convertir en alta costura». ¡Y lo consiguió! Todo ello con una melena básica pero perfecta, porque cuando el vestido dice tanto, el pelo no necesita gritar.

Sydney Sweeney: princesa de Miu Miu
Sydney dijo se ha convertido definitivamente en la inspiración de Miu Miu. El escote cruzado y la abertura estratégica eran la combinación perfecta, y esas ondas suaves en el pelo… Puro Old Hollywood pero con actitud Gen Z.

Selena Gomez, del champán al negro
Selena hizo la jugada inteligente de la noche: ceremonia en champán, fiesta en negro. Clásico pero eficaz. Su Armani Privé con escote corazón era pura sofisticación, y ese choker añadía el punto justo de drama. Es ese vestido que todas querríamos tener para literalmente admirarlo.

Kim Kardashian: la novia eterna
Kim apareció como diciendo «¿Os pensabais que me iba a perder la oportunidad de vestirme de novia por 426ª vez?». Su Balenciaga blanco con cuerpo encorsetado era puro drama, y ese moño de bailarina tan tirante que parecía un lifting natural… No necesitaba joyas.

Zoë Kravitz: ¡La REINA del engaño!
Zoë, nuestra eterna diosa del estilo, jugó al despiste con lo que parecía solo un vestido negro ajustado… hasta que se dio la vuelta y la espalda era puro fuego con ese tul con pedrería que dejaba ver más de lo que ocultaba. ARTE en mayúsculas y razón número 12049 por la que es nuestra referente absoluta!

Kaia Gerber: vintage que parece sacado de un cuento
Kaia decidió que la modernidad está sobrevalorada y se fue a los archivos de Valentino. Ese color crema con la capa de tul era delicado, pero con actitud. Cuando tu madre es Cindy Crawford, entiendes que a veces lo mejor ya se inventó hace décadas.

Hailey Bieber: minimalismo con un guiño
Hailey con Saint Laurent era la versión elegante de menos es más. ¿Lo mejor? Ese lazo que funcionaba como cinturón que añadía el puntito justo para no ser aburrida.

Hunter Schafer: Studio 54 ha llamado y quiere su reina de vuelta
Hunter con su look de 16Arlington era icónico. Si alguien iba a traer el espíritu de Studio 54 a 2025, tenía que ser ella. Es ese vestido que te pones cuando sabes que la noche va a acabar bailando hasta el amanecer.

¡El after es EL evento!
Después de ver esto, queda CLARÍSIMO que la verdadera competición de estilo está en el after party. Mientras la ceremonia oficial nos da elegancia, Vanity Fair nos regala personalizad en estado puro. Las transparencias han sido las grandes ganadoras de la noche.
Lo mejor de todo es que cada una trajo su versión de glamour: desde el romanticismo de Kaia hasta la provocación calculada de Zoë y Kendall. Los Oscar son el aperitivo, pero Vanity Fair es el plato principal.